Me llamo María y esta es mi historia:
En unos pocos meses cumpliré mi cuarto año de búsqueda de lo que más ansío en esta vida, mi primer bebé. Tenía 28 cuando empecé con esta misión y ya he cumplido los 32 y todavía no he tenido suerte.
Al principio todo era ilusión, por fin nos habíamos decidido a dar el paso y dejé de tomar las pastillas anticonceptivas. Esperé con impaciencia los tres meses de rigor que me habían recomendado dejar pasar antes de ponernos manos a la obra pero siempre sin prestar demasiada atención a mis ciclos, no sabía cuánto me duraban y desconocía cuándo sería mi próxima regla y mucho menos tampoco sabía nada de cuáles eran mis días fértiles.
No puedo negar que cada vez que me venía la regla, en los primeros meses de búsqueda, era para mí una pequeña desilusión pero tampoco le daba mayor importancia. Mi madre, mis tías y mis abuelas nunca habían tenido problemas, siempre, decían ellas, se habían quedado a la primera ("yo lavando los calzoncillos ya me quedaba" solían decirme) y por otro lado mis amigas y amigas de mis amigas también se quedaban en los tres primeros meses así que yo estaba más que convencida que yo no iba ser menos. Mi salud siempre ha sido buena, no fumo, no bebo, no tengo problemas de sobrepeso... es verdad que no hacía demasiado ejercicio pero mis analíticas siempre salían bien.
Cuando pasaron cuatro o cinco meses ya empecé a tener la mosca detrás de la oreja... ¿Qué pasa aquí? ¿Por qué no me quedo? y ya empecé a anotar en mi agenda la duración de mis ciclos, de mis reglas e intentaba calcular los días fértiles. Vamos que ya me empecé a preocupar un poco y ya quise darle un empujón al tema. Mi pareja por el contrario no estaba nada preocupada, en realidad el había accedido por mí a lo de ser padres y él no tenía nada de prisa ni tampoco sentía preocupación. Todo lo contrario que yo que pasado un año (y algo más) ya me sentía frustrada.
Además empezaron un poco los reproches entre nosotros pues no podía evitar sentirme sola en este tema. Empecé a pensar que el problema era él ya que él no se cuida demasiado. No fuma pero sí le gustan mucho las cervecitas, los vinitos y demás licores. Pensé que el problema sería él, que sus "bichines" no era buenos "soldaditos" y que por eso no me quedaba.
En fin... justo por aquellos días me tocaba la revisión ginecológica de cada año por lo que pensaba aprovechar para contarle mi preocupación. En la revisión me encontraron un quiste en el ovario derecho de unos 3 cm y la doctora me explicó que podría ser un quiste de chocolate, sangre de la regla que en lugar de salir se queda y forma un quiste con sangre vieja y que a lo mejor eso dificultaba que no me quedara embarazada. También me dijo que no me preocupara demasiado porque seguramente se iría solo y de paso también me mandó unas analíticas para comprobar que todo estuviera bien y para saber, creo, si ovulaba correctamente y me citó para casi dos meses después.
En esta segunda visita la doctora me explicó que el quiste había crecido mucho, 5 cm por lo que se recomendaba una laparoscopia. Me tranquilizó diciendo que no era nada grave y que ya de paso aprovecharía para hacerme una histerosalpingografía para comprobar que las trompas no estuvieran obstruidas.
En la laparoscopia observaron que padezco Endometriosis en tercer grado y según me dijo mi doctora me había quemado los focos endometrióticos y extirpado el quiste.
"Ahora ya estás limpita y ya te puedes quedar embarazada porque las trompas son permeables, es decir, no están obstruidas".
El problema es que la endometriosis es una enfermedad que no se cura y que la provoca la misma regla por lo que la menopausia o un embarazo es lo único que la podría mitigar. Y aunque no es una enfermedad grave sí causa infertilidad. Tiene 4 estadios según la gravedad y yo estoy en el tercero. Se desconoce la causa y lo que parece ocurrir es que nace tejido endometrial por donde no debería haber y esto dificulta mucho que se produzca la implantación del embrión que necesita tejido sano. También puede causar la obstrucción de las trompas y si éstas se obstruyen, los espermatozoides nunca podrán alcanzar el óvulo por lo que es imposible un embarazo de forma natural.
Me cayó el alma a los pies. Al final sí era yo la que tenía el problema y por eso no me quedaba embarazada. Esto para mí fue un duro golpe, un chaparrón de agua helada. Y obviamente no me quedé embarazada por lo que mi frustración iba en aumento y no podía dejar de castigarme.
¡Estaba muy enfadada conmigo misma! y lo estuve mucho tiempo e incluso ahora cuando tengo bajones me enfado conmigo misma.
Por otro lado la relación con mi doctora no me acababa de gustar, me resultaba muy fría pues cuando me explicaba posibilidades, opciones, etc. lo hacía mirando siempre a su pantalla de ordenador, como distraída y como si tratara un tema corriente... En ese momento yo necesitaba a alguien que pudiera sentir más cercano, más sensible y decidí cambiar de médico.
¡CRASO ERROR! Pero eso ya lo contaré en el siguiente capítulo.
Desde entonces mis reglas son muy, muy dolorosas y el primer día me cuesta hasta caminar pues el dolor me recorre la pierna derecha hasta la rodilla y toda la parte baja de la espalda. Lo positivo es que sólo me duele el primer día de regla y con un paracetamol se me suele pasar bastante rápido.
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